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A MI ABUELA

En la niebla de mi subconsciente,
donde nadan en caída libre todas esas imágenes que inseminan la existencia de emociones; la tuya es tan vívida y presente, llena de arrugas, que agrietan tu rostro en testimonio de intensos momentos plenos de sensibilidad, a la vez dulces y ásperos,
cuya existencia ha visto construirse las circunstancias de tu destino.

A través de tu cuerpo laminado por las huellas tiempo, que con su temeridad ha vencido al resplandor de tu juventud, en la cual tu ego llevó tan orgulloso las riendas de tu existencia,
que incluso los mudos momentos del silencio se esforzaron en suspender su lengua para que ningún sonido fuera emitido,
y que la contemplación pudiera alcanzar su apogeo.

Tal como un acantilado erosionado por las saladas aguas de la mar,
desvaneciéndose cada momento en las profundidades de la historia,
yéndose con una porción infinitesimal de tu destino,
cuyo curso parece piedra, pero decidida a cumplir y realizar
la plena voluntad de la providencia.

Testimonio de una época reducida a cenizas que el viento disemina en el vacío de la sombra de los tiempos idos,
de donde el ser extrae su nostalgia en la trama de su actualidad para construir la conciencia de una vida.
Sobre el hilo de tu experiencia humana se alzan tus opiniones, llenas de lecciones, habiendo predicado su pertinencia a los contemporáneos con buen tino.

En la profundidad de tu silencio nadando en las profundidades de tu ser.
donde todo te parece tan cercano y lejano a la vez, palpando la cresta de tu sensibilidad con mano suave y tierna,
como para revivir el entusiasmo de los tiempos pasados,
enriqueciendo la intriga de tu vida.

Despiertos de su sueño latente, también innumerables contratiempos han arrancado de cuajo el fervor,
obnubilando el bienestar para infundir en el alma su jugo acre;
entregando la vida en ácida salsa, la lengua no cesaba de elevar quejas intermitentes al hilo de una larga procesión sin fin.

Tu presente es una senilidad recién llegada; sus pasos han sido lentos pero firmes en el curso de su destino trazado al hilo del tiempo,
en el que los segundos, minutos, horas, días, meses y años en simbiosis marcan la existencia con sus tatuajes imparables,
como para mostrar su inseparabilidad de la vida misma.
En tu semblante tácito se lee a la vez la longitud, la latitud y la lasitud
inspirando el inevitable reposo a pesar de los placeres de la vida;
el cuerpo abatido por el peso de la edad,
y bajo su cielo no se amontonan más que nubes de sabiduría,
que emanan de todas las peripecias que han atravesado tu estancia en la tierra.
(Traducción Isabel Requena).....Julia Ibanez...

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